Ficha Técnica
Fecha : 29/07/2017
Recorrido : Refugio de Espingo - Refugio del Portillón - Collado inferior de Literola - Aguja de Literola - Punta Literola - Pico Royo - Ibon Blanco de Literola
Distancia : 8km
Desnivel positivo :: 1200m aprox.
Valoración : Todo y que esta fue una jornada "abortada" a la mitad (luego explicaré por qué ...), el tramo que hicimos es totalmente espectacular, un ambiente de alta montaña apabullante con dos tramos claramente diferenciados. El tramo entre el Refugio de Espingo y el Refugio del Portillón es siempre por buen camino y sin dificultad. Desde el Refugio del Portillón empiezan las pendientes exageradas, la piedra y el caos rocos nos rodearán ya a partir de ahora..
Recursos :
Punto de Inicio
Iniciamos el recorrido en el Refugio de Espingo, donde hicimos noche viniendo desde el Hospice de France. Este refugio francés sólo es accesible caminando. La población más cercana es Oô.
Descripción del recorrido
Dado el tremendo tute de ayer hoy no madrugamos demasiado, es el último día de travesía y calculamos que unas diez horas serán suficientes para acometer con tranquilidad la ruta disfrutando del que tenía que ser el día más espectacular de los tres. En mente la cresta del Perdiguero con sus 7 tresmiles a tiro.
De este modo desayunamos unas tostadas con café y salimos del refugio ya en manga corta, ha amanecido un día radiante.
Las vistas desde el Refugio ya te ponen las pilas
Desde el refugio toca perder un poco de altitud para bordear el lago Saussat y emprender un progresivo ascenso que nos tiene que conducir al Refugio del Portillón, el más alto e inaccesible del Pirineo.
Atrás queda el Refugio de Espingo
Es una gozada ir ganando altura por la magnífica senda que, siempre serpenteando va superando los distintos obstáculos del camino. En mucho tramos la senda mantiene el empedrado original, se nota que se hizo a conciencia para los trabajadores de la presa del Portillón.
Rodeamos el Lac de Saussat
Varios torrentes que vienen de la Presa del Portillón
Senda dura, pero sabiamente trazada
Vemos tramos en los que aún se mantiene el empedrado
Vista del Lac de Saussat, Lac de Espingo y Refugio de Espingo
Tras un buen tramo ascendiendo superamos un contrafuerte rocoso y , ¡asombro! , la estampa del refugio y la presa del Portillón a la sombra de los paredones de la Cresta del Perdiguero es excepcional, nos quedamos con la boca abierta.
¡Brutal!
Alcanzado el refugio aprovechamos para rellenar agua y preguntamos al guarda el estado del nevero ubicado poco antes del Collado Inferior de Literola y que suele permanecer durante todo el verano. Nos confirman que se mantiene pero que se puede superar con facilidad dado el calor que está haciendo y el estado de la nieve.
Continuamos, pues, nuestro periplo cruzando la presa y tomando un endiablado caminillo que se inclina de forma vertiginosa haciéndonos sudar de lo lindo, cosa que aprovechamos para realizar abundantes paradas y fotografiar el magnífico entorno.
Cruzamos la presa
Avanzamos por una senda colgada, un saltito y de cabeza al agua
A medida que ganamos altitud la panorámica se vuelve totalmente inmejorable
Tras realizar una parada para comer algo encaramos una pedrera que, como todas, resulta incómoda y cansina de superar y que nos deja en un falso collado previo al que buscamos.
Un vistazo atrás superando la pedrera
Vemos ya el nevero y ascendemos por un lateral sin ninguna complicación. Pisamos la nieve por comodidad, se hubiera podido esquivar perfectamente por las rocas cercanas.
Superando el nevero
Por fin alcanzamos el collado y de nuevo alucinados. Las vistas hacia la parte española son total y absolutamente fascinantes. Estamos un buen rato disfrutando de las vistas. Pero toca continuar. Nos reajustamos las mochilas y guardamos los bastones ya que en este tramo necesitaremos de las manos para ayudarnos a progresar.
Un vistazo a la parte española, ¡de escándalo!
El primer obstáculo (y tres mil de la cresta) es la Aguja de Literola (3028m). Nos precede un montañero que se decide por subirla “a la directa”, lo vamos observando cómo intenta varios pasos pero se queda dudando. Nosotros hemos visto ya rastros de un senderillo que hace un rodeo a la aguja y que tomamos. Al poco se nos une el montañero que, sin conseguir encontrar un paso por arriba de la aguja, ha descendido y toma el mismo camino que nosotros.
Rodeada la aguja Jose la corona mientras yo le espero en el colladete para empezar la cresta.
Ahí está Jose en el primero de los tresmiles
Si se mira toda la cresta hasta el Perdiguero la verdad es que impresiona bastante. El patio a ambas vertientes es bestial, pero una vez que estás “en faena” es mucho más fácil de lo que parece (siempre con precaución y estando acostumbrado a fáciles trepadas y destrepadas).
El progreso, aunque lento, no es demasiado complejo
Aunque si vemos lo que queda … apabulla un poco
De hecho lo más peligroso de la cresta es la cantidad de piedras que se mueven y la incomodidad del progreso. Y eso fue lo que cambió el resto del día. En un saliente previo a la Punta Literola decidimos hacernos una fotografía. Pongo la cámara en una piedra, activo el temporizador y al girarme ¡CRACK! , el pie izquierdo se me dobla de forma exagerada seguido de un dolor aguda que hace que me eche las manos a la pierna (en la foto se aprecia).
Justo aquí, catacrack!
Examen de daños revisando el pie. No parece hinchado pero el dolor es lacerante en un punto concreto, justo en la planta, detrás del dedo meñique. Sacamos el botiquín, aplicamos un vendaje y me tomo un antiinflamatorio. Duele, pero parece que puedo continuar.
Continuamos …
Progresamos sin dificultad coronando la Punta Literola (3132m), el Pico Royo (3121m) y descendemos a un collado previo a la ascensión a la Tuca Literola (3095m).
Punta Literola
Pico Royo
En este punto yo ya voy arrastrando la pierna del dolor. Aparecen las típicas dudas, ¿qué hacemos? ¿seguimos? ¿atajamos? ¿llamamos a emergencias? … decidimos abandonar la cresta y bajar directos por lo que parece una pedrera asequible hasta el Ibón blanco de Literola y allí ya veremos …
El descenso, aunque sin riesgo, es mucho más incómodo de lo que parecía y para mí cada paso es una punzada de dolor agobiante. Finalmente en una zona bastante ancha decidimos llamar a emergencias y ¡horror!, no hay cobertura en ninguno de los dos teléfonos ni llamando al 112. Pues nada, la decisión es fácil, seguir descendiendo hasta encontrar cobertura.
Yo, aunque dolorido, voy desciendo con calma. No es cosa de ponerse nerviosos. Decidimos que Jose se adelantará hasta el Ibón blanco donde se divisan otros excursionistas e intentarán comunicar con emergencias.
En pleno descenso por el canchal pedregoso
La travesía rodeando el Ibón sólo la recuerdo como un infierno de dolor, cada paso un poco mal apoyado o cada piedra que se mueve me produce un chispazo de dolor sordo que me dobla.
Por fin alcanzo una cómoda explanada posterior al ibón y aparece Jose con cara de alivio, ha podido contactar con emergencias y ya envían el helicóptero. El pobre se lo ha pasado peor que yo, los nervios del momento y el fuerte compañerismo de tantos miles de quilómetros compartidos nos han tocado la fibra y casi estamos con la lágrima los dos.
Ya sólo queda esperar al servicio de emergencias que aparece en poco más de 20 minutos. El GREIM de Benasque, al que no puedo más que alabar, hace acto de presencia y con gran eficacia nos recoge y traslada a su base.
Una vez allí, revisión del médico, otro vendaje y recomendación de radiografías que confirmarían la rotura del quinto metatarsiano del pie izquierdo. Llamadas a la familia, lagrimilla del bajón y calma tras las horas de tensión y eterno agradecimiento a los profesionales que nos ayudaron.
Y ahí acabó nuestra aventura, de forma bastante distinta a la que estamos acostumbrados. Una lesión en algo más de diez años haciendo montaña y que, afortunadamente, no fue demasiado grave.
Buuuf...el susto, los nervios del momento, el recuerdo del susto del día anterior, la tensión acumulada, ver al colega sufriendo, y uno que es de lágrima fácil, menudo cóctel.
ResponderEliminarViendo una vez más las fotos, y leyendo tu estupenda crónica, seis meses después, estoy reviviendo aquellas sensaciones, sensaciones especiales que solo se viven en la montaña y ... buuug
Duro ahí !!!! En nada volvemos a estar dando guerraaaaaa !!!!
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